BIENVENIDOS AMIGOS !!!



En esta pagina podéis ver a un grupo de compañeros cordados en una misma ascensión y que no es otra que aventurarse en lo que más les apasionan: LAS MONTAÑAS; senderismo, alpinismo, espeleología, barrancos …son una muestra de las actividades realizadas por el EQUIPO A media horita durante todo el año.



Mario, Miguel Ángel, Javi, Fran, Manolo, José Luis y Sergio Eusebio son el grueso de este Equipo, pero no son los únicos, en numerosas ocasiones hay amigos que se deciden en dar un pasito al frente y nos acompañan en nuestras aventuras, vosotros podéis ser uno de ellos, animo y nos vemos en la cumbre…



Como no sabían que era imposible, lo hicieron.







Anónimo.

lunes, 5 de septiembre de 2011

LA CONQUISTA DEL PARAISO UTMB 2ºENTREGA

Escucho mi corazón y la del resto de mis compañeros bajo aquella intensa lluvia. Miro por un instante el suelo encharcado y voy alzando mi vista lentamente de igual manera van elevando la banda sonora por todos esperada. Todos son rostros serios, todos esperando la orden de asalto, que no llegaba…
De nuevo, suena más fuerte la banda sonora de Vangelis y no, no es solo la música, es la lluvia que arrecia aún más. La gente de mi alrededor grita y mi corazón empieza a bombear más fuertemente, ahora si, llego la hora deseada!!!. Los nervios aumenta, la adrenalina sube, la emoción se disparan, adelanto el pie derecho y si!!Ya si!!! Ya me encuentro corriendo!!! Voy en busca de la Conquista del Paraíso…!!!
Intento buscar a Lorena para mandarle el último beso, pero no la veo. Todo el mundo grita y te desea suerte, no te conocen, pero te desea fuerza y ánimos. Correr es a veces difícil, hay tapones y luego como si estuvieras en un torrente de agua, sales escupido con fuerza.
Paso por delante de la puerta del apartamento y allí estaba ella, aguantando el chaparrón. Le digo un te quiero, un beso y un adiós. Metros más adelante vuelvo la vista y la veo peleándose con la cámara de fotos, será la ultima imagen que tenga de ella ¿Hasta el Domingo?.
Salimos a las afueras de Chamonix, por una pista bastante cómoda y me siento muy fuerte, incluso me pego al filo para poder adelantar a compañeros que van a otro ritmo.
A pesar de dejar el bullicio de la salida, por cada casa o aldea que pasas, incluso en medio de la nada, aparecen gente aplaudiéndote y dándote ánimo. Algunos portan el típico cencerro de la vaca de Milka, es increíble lo arraigado que está la carrera en la zona.
Después de subir Delevret 1.775 metros, toca una bajada que no muy técnica, pero de barro terminamos todos hasta las orejas, y cada uno la bajaba como le daba la gana, de culo, de costado, aquello parecía que estábamos bailando la canción del Chikilicuatre..1º el Robocop, 2º el Crusaito..todo esto lloviendo claro.
Después de embadurnarnos bien en barro, llegamos a Saint Gervais. Aquello era una feria, menudo ambiente había y otra cosa no sé si he aprendido en todo este tiempo que llevo en las carreras, pero alimentarse bien e hidratarse es fundamental en este tipo de pruebas, por lo que pruebo un poco de todo lo que me ofrecen, plátano, naranja, chocolate, sopa de fideos, galletas, bebida energética, se creen esta gente que no voy yo amortizar lo que he pagado, aviados van!!!.
Saint Gervais se encuentra en el kilómetro 21 a unos 810 metros de altitud, esto no había hecho más que empezar. Cojo el mapa y veo que me espera el primer diente de sierra fuerte, el refugio Croix du Bonhomme, allá por los 2.443 metros de altitud.
La subida al refugio la recuerdo enigmática. Había dejado de llover y a medida que iba subiendo, recuerdo ir mirando para atrás y ver la interminable fila de luces que desde abajo del todo subían hasta donde estaba yo, pasaban y seguía su interminable peregrinación hasta el final del collao. Venían los primeros claros del día y en la hierba de mi alrededor comprobaba que el agua caída se había convertido en escarcha, escarcha que desaparecería para dar paso a medida que subías, a nieve, la cual, había cubierto también las montañas que se encontraban a ambos lados del sendero.
Desde aquí hasta la llegada a Courmayeur fue una gozada para mis sentidos. Explicaros lo que sentí y vi, es un sin sentido, máxime cuando uno, no sabe expresarse, solo deciros que disfrute mucho corriendo-andando por esos senderos de collaos infinitos. Ver esos valles tan enormes, que perfectamente podría caber Sierra Nevada entera en uno de ellos, con sus glaciares y picos de más de cuatro mil metros, paredes insondables y agujas solitarias, vigías de toda esa grandeza, que incluso las nubes de esa mañana, pedían pleitesía para poder adentrase en tan grandes Reyes de la alta montaña. Que me hubiese gustado poder haberos traídos a todos dentro de mi mochila y habernos sentado allí, tranquilamente, contemplando aquella majestuosidad, le hubiesen pegado por saco a la carrera.
c
Collao de la Seigne, el lago Combal, el monte Favre, el collao Checrouit, grabado en mi mente permanecerán hasta los restos. En esta zona de la carrera, estaba siempre rondando los 2.500 metros, por supuesto estaba todo nevado y para un mayor gozo seguía nevando, ¿Se puede pedir más para un tío del sur, que odia la playa?No, estaba agustiiiisimo …!!!.Recuerdo que en medio de estas tremendas subidas, tuvimos en un puesto de avituallamientos un control de material, creo recordar en Chapieux, en el kilómetro 50 de carrera a unos 1.500 metros de altitud. La voluntaria que me atendió, que estaba liada como un trompo y no dejaba de frotarse las manos y la nariz, me indicó que le enseñase el móvil, tras ello, me dijo que si no tenia frío, que como podía ir en mallas cortas y sin calcetas largas, yo, en un perfecto “frances-catellano, mezclado con señales de mimo, le indique que no podía correr con las rodillas tapadas. Tengo la estupidez metida en la cabeza de que mis piernas son como un motor y que para ir refrigeradas, necesita el contacto del aire frío para que no gripasen. (Lo que yo me diga, majaron perdido).
Llegada a Courmayeur (Italia) kilómetro 77. Hace dos años me encontraba precisamente en este mismo lugar donde tuvo lugar la salida de la CCC. El puesto de avituallamiento estaba dentro de un polideportivo, allí recogería la bolsa, que Lorena entrego en Chamonix. En mi mente solo tenia una preocupación, como hago para cambiarme de calzoncillos, sin levantar expectación. No es que me hubiese ido de varilla, no, pero las ingles y la zona "0" era primordial tenerlas lo más limpia y secas posible para evitar escoceduras; es por ello, que cojo una silla y me escondo detrás de un contenedor de basura. No fui el único que lo pensó.
Allí me aseé con toallitas húmedas, me puse una muda nueva y me embadurne ambas piernas de crema del "tío de los músculos" de Gibraltar. Que bien le vinieron a las sufridas piernas, estaba muy orgullosas de ellas, me habían traído hasta aquí, sin la mas mínima queja. Cojo pilas nuevas, unas barritas y no se que más y fui dejando Courmayeur atrás. Delante mía sabia lo que me esperaba, lo hice hace exactamente dos años y apunto estuve de palmarla, subiendo al Col Ferret, cuando tuve que hincarme de rodillas en medio de la subida porque los cuadriceps se me montaban, quedándose como piedras. La diferencia con ahora, es que parto con 77 kilómetros a la espalda y 4.400 metros positivos acumulados en las piernas. El reto estaba servido, se que la cosa se iba a complicar, que iba a ser duro, muy duro enfrentarse al resto de la prueba, pensaba: "Que mas te da el reto. En los dos años que has venido has completado la vuelta al macizo del Mont Blanc. Has contemplado todos sus picos y sus valles, no sufras mas, Lorena te espera". Pero por eso mismo, sabiendo lo que me esperaba, no subir al Collao Ferret, era perderme las extraordinarias vistas de la otra cara del Mont Blanc, que es distinta a la que se ve en Chamonix. Por esta otra es agreste, como para que os hagáis una pequeña idea, la norte del Mulhacen, multiplicado por diez, todo esto rodeado por sus otros cuatro miles, dejando caer desde lo más alto, los glaciares mas espectaculares.
Eran las cuatro y media de la tarde y ya me encontraba en el refugio de Bertone, en la larga subida me sorprendió ver a Mark Woolley. O yo estaba muy fuerte o aquí fallaba algo, fallaba algo claro está. Tras las presentaciones, en la cual los dos somos asiduos al foro del Atleta, entablamos conversación, en la cual me explica que se siente algo mal, siente que le falta más aire de lo normal, pero lo achacamos al sobre entrenamiento que lleva. Mark es un tío que por poneros un ejemplo, termina los 101 en menos de diez horas y media, ha finalizados pruebas importantísimas por todo el mundo y en menos de cinco semanas, volverá a realizar Spartathlon y esta vez sin coche de apoyo, todo un hándicap. Estaba claro que no iba fino. Fueron numerosos encuentros con este ingles-alhaurino durante el resto de la carrera. Yo le adelantaba y él, junto a otros dos paisanos me adelantaban, entre tanto charlábamos de nuestras cosas, siempre con un toque de humor. Más tarde, ya en territorio Suizo, me entero por el mismo, que llegó a tener que ser asistido por un médico, el cual le había informado, que había pasado un edema pulmonar, debido a la altitud y el esfuerzo, pero que tras vomitar el liquido que retenía, se había recuperado. Increíble el tío este, ¿De que pasta están hechos estos tíos, Dios!! y ahí estaba, dándole a las bielas hasta Chamonix.
Tras reponer un pocos las pilas en el refugio de Bertone, sigo corriendo hasta Arnuva, kilómetro 94 a unos 1.769 metros. Me sorprendía como a esta altura podía seguir corriendo en los llanos y en las bajadas, parece que el entrenamiento había sido el adecuado, pero no levantemos campanas al vuelo, enfrente mía tenia la llave para cruzar a Suiza, Col Ferret, no hacia falta muros, alambradas, gendarmes para cruzar la frontera, llegar hasta allá arriba, estaba al alcance de muy pocos y aquellos que lograsen subir, tendría el privilegio de tener el visado para entrar.
La subida fue dura y larga, pero se me hizo amena viendo las vistas que tenia a mi izquierda. Más valles, más glaciares, picos con su nieve perpetua. No recuerdo en que punto, me para un componente de la organización y me sugirió, bueno, más que sugerirme, me obligó a que dejara las mallitas cortas, para el paseo marítimo y me pusiera algo para cubrirme las piernas. No sé si fue con la determinación con la que aquel hombre me dijo aquello, o que yo, sabiendo lo que me esperaba allí arriba, me pare un instante, he hice uso por primera vez de toda la equipación: pantalón de agua, que por cierto Fran, un poco bombachos, ¿No?, parecía subiendo esas montañas, el de medio de los Chichos, ambas chaquetas técnicas, guantes, gorro…
Ya notaba el viento fuerte en mi cara, esto solo podía advertirme que el collao estaba cerca. Efectivamente, entre la niebla que se había establecido en la último tramo, pude apreciar levemente las dos tiendas de campaña amarillas de North Face. No paré ni para decir, hola que tal!. En algunos sitios se comenta que corredores que pasaron más de noche, soportaron doce grados bajo cero.
Nuevamente ya tenia el frontal puesto en la frente, alumbrando lo necesario para saber donde poner el pie y no doblármelo. Aquí ya iba corriendo por rachas, las fuerzas y el cansancio o quizás la pereza provocada por la oscuridad, iba haciendo mella, A lo lejos, ya podía divisar las primeras luces de La Fouly, era el kilómetro 109 y por mi reloj eran las 23:20, llegaba con mas de cuatro horas de margen para el cierre de control en ese punto. Llegué muy cansado, ya no me apetecía nada comer, pero creo recordar de haber tomado algo de sopa con unos fideos, que me parecía que ni estaban cocidos. Después de ingerirlos, aparte el cuenco y apoyé la cabeza en la mesa. Quise dormir algo, estaba muy, muy cansado....Con lo bien que venia y el bajón que me ha dado. Morfeo y sus acólitos con sus almohadas estaban invadiendo a todos los que estábamos allí. No fiándome de que el despertador me despertara, llame a Lorena, para que me volviera a llamar transcurridos veinte minutos. No hizo falta, antes de que me llamara ya le estaba pidiendo por "bajine" a un voluntario que me rellenase el camel con un poco de Coca Cola, la cual me activase un poco.
Atrás dejaba La Fouly y me dirigía al siguiente punto importante de la carrera Champex. Los minutillos echados sobre la mesa me habían sentado genial, no había dormido nada, pero el hecho de desconectar de la carrera me había rejuvenecido, pero por poco tiempo, en seguida vuelve el bajón y unas ganas enormes de tumbarme donde sea y dormir, dormiiiiir…Tantas ganas que hasta cerraba los ojos por momentos y me despertaba cuando notaba que me salia de la senda !!!. Intente meterme en un porche de una casa, de estas típicas de Suiza, pero al meterme, zas!!, el sensor de luz y no me fiaba de que el dueño me echara a patadas de allí. Lo intenté en un leñero, en un garaje, en un banco de un área recreativa, pero nada, estaba haciendo el chorra y pese al sueño, no conseguía dormir ni un segundo.
Por fin llegué a Champex, aquello parecía un campamento de guerra, allí habíamos despojos humanos, en plan zombies, deambulando sin saber que hacer en aquella enorme carpa. Esta vez, opte por unos macarrones con un poco de parmesano, recuerdo comerme los macarrones de en uno en uno y dando cabezadas, nuevamente aparto el plato vacío y con los puños cerrados apoyo la cabeza. No sé cuanto tiempo estuve así, fue un compañero que me paso por detrás y sin querer me empujó, despertándome sobresaltado. Delante mía tenia sentada a una chica muy joven que tras el respingo que pegue, sonrío, tendría que haber puesto una cara… Hubo un compañero inglés, que me dijo que pasara al área de descanso que había habilitado para ello. Allí vi colchonetas y mantas e incluso un generador que metía aire caliente, pero pensaba que como me metiese, la carrera terminaría allí. En la salida de la carpa, había un gran mapa donde te indicaba los nuevos cambios efectuados por la organización, por motivos de seguridad. En ella, te indicaba que para ir al siguiente punto Trient, tenias que bajar al fondo del valle y luego volver a subir, por lo cual, aumentaba en cuatro kilómetros y trescientos metros de subida, al computo total de la carrera, Genial!!! En total serian 170 Kilómetros y 9.700 positivos (hubo algunos GPS que marcaron 180 kilómetros y 10.000 positivos) Pero me daba igual todo, lo único que quería con todas mis fuerzas es que amaneciese. En Champex, estuve por un tiempo de una hora aproximada. Eran las 05:19 de la madrugada, cuando salí de allí. El cuerpo estaba cortado, tenia escalofríos y la frialdad de aquel lago me hacían tiritar, por suerte salí con un vaso de té en mis manos, bien caliente y junto al empezar andar, fui entrando en calor.
Trient, Trient es la clave. Entre este pensamiento y el de que amaneciera y algunas que otras alucinaciones donde veía a gente donde solo había bloques de piedra o tocones con matojos, fue amaneciendo y floreciendo en mi las ganas de continuar. Ya no adelantaba a nadie, al contrario, era adelantado por el resto de compañeros. La mañana me había traído un fuerte dolor punzante en la rodilla derecha que me impedía dejarme caer en las pendientes abajo, he iba ligeramente cojeando, sin apoyar en demasía esa pierna. Ya había llegado al fondo del valle y tras atravesar una pequeña aldea donde en sus laderas criaban unas vides con la uva más pequeña que he visto, empiezo a subir de nuevo buscando Trient, de hecho, aprovechando que venia adelantándome un españolle pregunto que si sabría ubicarme Trient y me contesta que si, que detrás de las montañas que teníamos enfrente, pues nada, a subir. Tras pasar a la otra vertiente, diviso abajo un puñado de casa esparcidas y le pregunto a un excursionista que cuanto faltaba para Trient, contestándome que un kilómetro, de puta madre!! La mejor noticia en muchas horas, Tras una larga bajada paso el control y relleno mi vaso de Coca Cola, robo un plátano y me siento al sol a disfrutarlo- Increíble!! Con lo lento que he ido durante toda la noche y sigo teniendo un margen de cuatro horas.
Al poco de reanudar la marcha ,veo que un corredor francés se detiene hablar con unos lugareños. No entiendo mucho lo que están hablando, solo veo que el compañero señalando con un brazo el sitio que habíamos dejado y el otro señalando montaña arriba, al poco pasa por mi lado y en un extraño castellano maldice el nombre de Trient, en pocas palabras me dice que el control que acabábamos de pasar no era Trient si no Martigny y que a Trient faltaba aun siete kilómetros subiendo por un collao que estaba al final del valle. Se me vino el mundo encima!!! Con razón la gente seguía corriendo como si les fuese la vida en ello, no me lo podía creer!!!, aquí iba a terminar mi carrera, mis ilusiones, todo el trabajo de todos estos años... por haberme confiado... Maldecía los minutos que permanecí parado intentando dormir, si me hubiese esforzado... Me cago en la puta madre…!!! No me lo podía creer, con los brazos caídos pregunté a otros del lugar que dónde estaba el dichoso Trient de los cojones, confirmándome lo que me había comunicado el compañero. Maldita sea!!! Junto a mi había otro paisano, el cual, la noticia le hundió en la miseria, me preguntó que si después de subir a Trient había que seguir subiendo y le conteste que si, que quedarían unos setecientos metros más de subida, hasta Catogne., "Pues entonces, hasta aquí hemos llegado, no da tiempo",me contesto con la mirada al suelo. No le dije nada, agache la cabeza y fui alejándome y haciendo cuentas...Si pudiera llegar a Trient con tan solo una hora de margen, haría todo lo posible para salvar la última subida, que es como subir al pico del Algarrobo, el cual tardo cuarenta minutos… Estamos perdiendo el tiempo, a que esperas, es el momento de echar lo que tienes dentro, demostrar de que estas hecho, lo tienes que intentar, hay mucha gente querida que esta detrás de ti. Los sientes, sientes su aliento y cariño, no puedo defraudarles...Tengo ganas de llorar, de rabia, de emoción, no lo sé, pero este que esta aquí no se rinde, no me da la gana !!!! No veo el collao, no lo veo, tiene que estar lejos !!! Venga tío, tira para arriba!! Fuerte, con decisión!!! Que cada bastonazo que pegues se quede marcado como el caballo de Atila...lo ves !, estas pudiendo, estas adelantando a los mismos compañeros que horas antes te adelantaban y ahora son ellos los derrotados, están abatidos y desilusionados, les ha vencido las montañas, a ti no!! Tu sigues vivo, venga coño!!! adelántalo por donde sea, no ves que te esta frenando!!! Se apartan, te oyen llegar!!! Los bastonazos, el jadeo entrecortado, venga toro!!, hay que arañar minutos de donde sea, estas vivo, estas en pie!! No estas muerto!!! Ya tienes el collao en frente, no lo ves!! Ya es tuyo, un arreón último, ya casi lo consigues, ¿Los escuchas? Hay mucha gente ahí arriba, te están vitoreando!!!. ? ven que le estas poniendo ganas, saben del esfuerzo titánico que estás realizando. Tu cuerpo esta con la misma inclinación que el terreno y sabe que lo llevas al limite. Vamos hazlo!!! por todos, son solo unos metros más, ya, ya esta !!! Bravo Sergio, bravo!!!! Lo conseguiste!!!. Te quieren tocar y ofrecerte lo poco que tienen, han visto tu progresión desde aquí arriba y están tan emocionados como tú, Estas exhausto, tienes sentimientos encontrados, por una parte orgulloso de lo logrado y por otra, sientes que muchos compañeros que has adelantado sin ninguna contemplación, su carrera terminara allí. Sin recobrar el aliento pregunto por última vez dónde esta Trient, me dicen que a media hora ,¿¿  A media hora!!! No amigos, eso lo bajo a veinte minutos y si llegan…
Me da igual la rodilla, el dolor no había desaparecido, solo que subiendo no me había molestado, pero la ligera caída hacia el pueblo me iba a joder y bastante, pero me daba igual, hay que correr . Y al fin, tras veinte minutos exactos, llego donde Dios pego las tres voces y cuyo nombre no quiero ni acordarme. Era el kilómetro 145. Me inflé de naranjas, rellené el camel de agua, atrapé un par de barritas y a salir pitando, miro el reloj y cual es mi sorpresa que tenía un margen todavía de dos horas para el cierre de control en ese punto. Hay que aprovechar este margen. Tenía que enfrentarme al ultimo diente de sierra llamado Catogne. Era una subida de setecientos metros, durante cuatro kilómetros, me imaginaba que subía al pico del Algarrobo de los Alcornocales y aunque salí muy motivado a medida que iba subiendo fui perdiendo fuelle, la subida anterior me estaba pasando factura. Tras cuatro kilómetros de subida, la ultima subida, me dejaría caer ya si, al ultimo valle, al valle de la Victoria, al de la ilusión, el Valle de Chamonix!!!. Aun así, no fiándome del colchón horario, bajo aquel zig-zag corriendo, ¿Qué pasa?, ¿Qué el dolor de rodilla había desaparecido? Al contrario, incluso parecía oírla, chirreaba y parecía que en cualquier momento se podía partir, pero estaba obsesionado con el tiempo, lo había pasado tan mal antes, que no quería dar márgenes a errores estando ya tan cerca. Recuerdo llegar a Vallorcine sin poder dar un paso más. En la última rampa de cincuenta metros, los compañeros, jaleados por el público, entraban a la carrera, yo no, no podía más, lo había dado ya todo.
Me encontraba a 16 kilómetros de la meta, pero desde Vallorcine a Chamonix se me hizo más largo que toda la carrera junta. Lo que si recuerdo con toda claridad, es subiendo un pequeño repecho pasado Argentiere y ver la infinitas crestas nevadas que desembocan al Rey de todo aquello, al Monte Blanco, al Mont Blanc. Allí estaba, recibiendo a todos los valientes que un día quisieron echarle un pulso y correr bajo sus pies, desde luego era muy emotivo estar ahí en ese momento. Como emotivo fue ver a Lorena esperándome en las afueras de Chamonix. Esta chica con la pila de años que llevábamos juntos no deja de sorprenderme, vete a tu a saber el tiempo que llevaría ahí, estaba guapísima!! Me pregunta mil cosas, yo como buen Calamardo, estoy gruñendo por el último tramo que nos metieron, antes de bajar a Chamonix, pero Lorena me dice que me olvide, que disfrute el momento y así hice. Tras cruzar el puente, allí estaban todos, corredores, acompañantes, gente del lugar, foraneos y todos todos vosotros. Todos jaleando mi nombre, aplaudiéndome, dándome la enhorabuena, ofreciendo sus manos, la palmada en el hombro, sentía como me miraban y me llegaba su admiración, yo lo sabia de sobra, hacia dos años estaba detrás de la valla y los veía llegar y me parecían héroes, por eso sus ojos y sus gestos, aún en francés, italiano o en japonés, sabía lo que me querían decir. Me aupaban, para que corriese, pero me era imposible, lo intentaba, pero no podía plegar las rodillas y elevarlas, aunque fuese diez centímetros. Pero antes de tomar la última curva, todo cambia, allí no podía caber mas gente, era increíble, imaginaos lo que uno puede sentir viendo el arco de meta delante de ti. Miles de imágenes se te agolpan en la mente en esos últimos cincuenta metros, no tengo ganas de llorar, solo de reír, de reír mucho y si ya si!! Ya no sientes dolor e igual como si fueras a empezar la carrera, adelanto el pie derecho, pliego la rodilla, amplio la zancada y salgo a correr, a correr!! A correr!!! Encima mía el gran arco de la meta, con el fondo de una montaña, solo queda una cosa… Levantar los brazos y gritar a pulmón abierto, lo conseguiste!!! Eres finalista de la Ultra Trail du Mont Blanc!!!. La Conquista del Paraíso esta finalizada.



¿Ya había terminado todo? No, aún me quedaba tres días para seguir admirando estos paisajes, es por ello, que aún teniendo la rodilla jodida, el tobillo izquierdo como una bota y los dedos como morcillas de Burgos, cojo a Lorena y nos vamos a lugares que nos faltó la última vez por visitar. Lorena me insta a que volvamos otro año para hacer la TDS y completar así todas las carreras individuales, pero no Lorena, el año que Dios quiera que vuelva, será con un piolet en la mano, tengo que subir esa montaña, tengo que subir al Mont Blanc, pero eso, será otra historia.





viernes, 2 de septiembre de 2011

LA CONQUISTA DEL PARAISO UTMB 1ºENTREGA

Ha pasado ya una semana de aquella salida y aun la recuerdo como si de nuevo estuviera en el mismo lugar. Escucho mi corazón y la del resto de mis compañeros, bajo aquella intensa lluvia. Miro por un instante el suelo encharcado, para ir alzando mi vista lentamente de igual modo que van elevando la banda sonora por todos esperada. Todos son rostros serios, todos esperando la orden de asalto, que no llegaba…
De nuevo, suena más fuerte la banda sonora de Vangelis y no, no es solo la música, es la lluvia, arrecia aun más, es la gente que grita a mi alrededor, es mi corazón que late más fuertemente, ahora si, llego la hora deseada. Los nervios aumenta, la adrenalina sube, la emoción se disparan, adelanto el pie derecho y si!! ya si!!! ya me encuentro corriendo!!!, voy, en busca de la Conquista del Paraíso…




Era de noche cuando llegamos al apartamento de Chamonix, atrás quedaban los nervios del vuelo, el transfer y de la entrada al apartamento, todo estaba igual que en el 2009.
A la mañana siguiente, al abrir el balcón, para desayunar en su terracita, Lorena y yo nos emocionamos viendo aquellas vistas, es que no te cansas de verlas!!! y eso que, el Mont Blanc se encontraba tapado por las nubes.








Después del contundente desayuno, nos dirigimos con la mochila y el material obligatorio al polideportivo a recoger el dorsal y el chip, aquello era una fiesta de corredores, todos nos mirábamos de reojo a ver que material llevaba uno y otro.








De pronto Lorena, me advierte que hay un corredor sentado en la grada, que le están entrevistando, que si sabia quien era,-Lorena es Kilian- le dije. Nunca he pedido un autógrafo, nunca me he hecho una foto con alguien famoso y al cual admire, no sabia como se le entraba, pero allí me encontraba, posando con el y con el libro Correr o Morir dedicado, ambos nos deseamos suerte para el día de mañana.











Tras salir del poli, nos dirigimos al Salón del Ultra Trail, donde en numerosos stand, cada patrocinador de marcas deportivas, exponían su material. Salomon, Brooks, North Face e incluso… Hero Baby potitos para atletas?? Si, yo los suelo tomar antes de que se pusieran de moda ja ja ja !!!. Así también organizadores de carreras, los cuales, te entregaban folletos para captarte para que participaras. En todo este jaleo, me encuentro a otro corredor de podium, Kaburaki, un tío la mar de simpático y correcto, En un ingles barriobajero, le desee suerte para la carrera, creo que lo entendió, porque asentó la cabeza, como hacen los japoneses, aunque yo creo que fue por ser cortes, porque hablando con Lorena, que domina más el idioma, le había dicho: -Lucky Tomorrow race, Lucky Luck pensaría el japo, en fin.







Después de un contundente almuerzo, a base de pasta y arroz y una siestecilla, nos fuimos a la plaza principal de Chamonix, donde un grupo de jóvenes en el escenario amenizaba la tarde. Yo particularmente pasaba de las chicas que estaban danzando, en lo único que me fijaba era en aquellas montañas, que junto la música clásica-celta que salían con fuerza de aquellos altavoces, hacia que las mirara sobrecogido, preguntándome, como demonios se lucha con estos gigantes.





El ambiente en las calles de Chamonix era increíble, he participado en numerosas carreras, pero macho, este mogollón de gente deambulando de un lado hacia otro, las terrazas a tope y con ese crisol de corredores venidos de todo el mundo, lo hacia diferente a las demás. Daba lástima marcharse al apartamento y dejar de vivir, lo que para mi, también es parte de esta carrera.
En el camino me encuentro a otro de mis favoritos a Podium el bejarano Miguel Heras. Me acerco a saludarle y cual es mi sorpresa que me pregunta;
-al fin, ¿A que hora sale la carrera?



-como siempre, a las seis y media, no? Le contesto. El me lo niega, ya que la organización le han comunicado extraoficialmente, que la salida se pospondría a las 23.30 para evitar la fuerte tormenta, la cual, yo también estaba informado y así evitar que nos pillara muy arriba.




Con la idea en la cabeza, de una posible suspensión de la prueba, como el año pasado, me introduje en el sobre, a la espera del gran día.
El día amaneció esplendido, a pesar de que la cima del Mont Blanc seguía cubierto. El aviso de Heras, se confirma a lo largo de la mañana y nos avisan por sms de los nuevos cortes de horarios. Evito salir a la calle e intento descansar y dormir lo máximo posible, pero nada, la tarde me la pego tumbado en la cama, pero con el pensamiento puesto en la prueba y no pego ojo, es más, siendo las seis de la tarde, salgo en busca de Lorena que se fue a entregarme el saco de vida para Courmayeur.







Ya el día se había puesto feo, lloviznea y de vez en cuando se escucha los truenos que se van acercando, lo que tenia que ser a estas horas una fiesta, era un venir y devenir de personas entre ellos algún corredor, mirando hacia el cielo no gris, si no negro, muy negro, es por ello que me vuelvo al apartamento sin Lorena, pensando ya me mojare bastante esta noche.
La cena previa consistió en unas lagrimas de pollo, con puré de patatas, arroz con leche y agua, poco más me entraba. Eran las 22:45 horas y salía junto a Lorena del apartamento en busca de la salida, seguía lloviendo y mientras andábamos entre el bullicio, se escucha en todo Chamonix, la música previa a la carrera, BSO como la del Ultimo Mohicano, Alejandro Magno y al animador de la carrera, al cual, no entendía ni papa ya que hablaba en francés, pero no me hacia falta traducirlo, sabia perfectamente lo que quería transmitirnos. Se esperan fuerte chubascos, alcanzando la cota de nieve a 2.000 metros, bastante frío, no desestimar la ropa, los números de teléfonos de urgencia, en definitiva que extremáramos al máximo las precauciones, la noche iba a ser tremendamente dura y en la mayoría de sitios que íbamos a pasar, en un atolladero serias tú, el único en poder salir de el, nadie iba a venir ha recogerte allí arriba,, cuando la cosa se pusiera fea.
Me despido de Lorena como si no la viese a ver más, ella me dice que mucha suerte y que soy un campeón,que estaba muy orgullosa de mi y que lo conseguiré, yo le contesto que si, pero no con mucho convencimiento.
Todavía falta más de MEDIA HORITA para salir y todos estábamos en nuestros puestos, yo ni muy atrás ni muy adelante, junto a mi se hallan gente de Málaga, entre los que identifico claramente a los Contreras, padre e hijo. Paco lo conocí por primera vez en los 101 hace ya bastantes años, y que en numerosas carreras hemos batallado ya, en mi interior deseaba que Paco se quitara su espinita este año y consiguiera por una vez por todas su chaleco Finisher. Junto a el, otro maquina, Mark Wolley, una autentica maquina del ultrafondo, finisher en infinidad de pruebas alrededor del mundo, Badwater, Spartathlon…y vete tu a saber. No quise interrumpirles y saludarlos, ya habría tiempo de sobra.
Me sentía abrumado con tanta puesta en escena, podría yo, estar al nivel de todos estos buenos corredores, se les ve aguerridos, se les notaba la veterania, se habían vistos en mil y una batallas. Todos estábamos listos, todos esperábamos la señal...