Esta vez nos dimos cita Miguel Ángel, José Luis y yo, Sergio Eusebio. Tras varias idas y venidas y olvidarse nuevamente la cámara de fotos, llegamos a la entrada de la cueva. Arriba habíamos dejado el único coche que habíamos traído, por lo que a la salida, al otro lado de la montaña, la aventura estaba ya servida, ¿Volveríamos atrás subiendo la montaña? O ¿Andaríamos por la carretera, con los trajes de neopreno a la espalda y Miguel Ángel haciendo autostop con su bañador tipo Superman?
Eran las doce menos cuarto, cuando dejábamos atrás la seguridad de la luz, para adentrarnos durante más de cuatro horas en la más absoluta oscuridad, solo alumbrados por nuestros frontales.
A la llegada del primer rapel, Miguel Ángel, nos advierte lo de siempre..”Lleváis todo lo necesario” y es que una vez que desciendes ese primer salto, no te queda otra que seguir de frente, no hay vuelta atrás.
Durante esas cuatro horas, pudimos sorprendernos de la magnitud de la cueva, donde había lugares donde la luz de tu frontal se difuminaba en la oscuridad. Pese a que las obras efectuadas en su interior para la colocación de pasarelas deterioraron algunas formaciones de estalagmitas, aun se puede uno maravillar con algunas de las gigantescas formaciones, que el agua, en el devenir de los años, a transformado en caprichosas formaciones rocosas.
En el trascurso de la actividad hubo momentos muy buenos, como el de pasar por la galería del fango, donde José Luis y yo echamos de menos no haber podido vengarnos de lo que fue nuestro primer bautizó en esta cueva, José, en otra ocasión, ja ja ja ¡!
Eran las cuatro de la tarde y ya estábamos saliendo por la boca del Gato, donde una gran poza iluminada por el Sol, nos esperaba para refrescarnos y limpiar los utensilios.
Y ahí estábamos, no me quiero ni imaginar los comentarios de los conductores, al ver tres tíos por el arcén de la carretera, con trajes de neoprenos en la espalda y con un tío con barbas en bañador llamados “marca paquetes”, abriendo la comitiva.
Tras escasos minutos andando por la carretera, procedimos a darnos un homenaje en una de las ventas de carretera, lo mejor, la malagueña y exquisita cerveza Victoria, que buena estaba la jodia!!!
Tras el banquete, aun teníamos el problema de cómo llegar al coche y llenos de gachas, ¿Quien se agacha? y aprovechando que unos clientes se marchaban, "el barbas" con su bañador de Superman, desplego sus armas disuasorias y convenció a que lo llevasen a recoger el coche.
Mientras que esperábamos a Miguel Ángel, José, me pregunto qué íbamos hacer a continuación, yo le conteste que siendo la hora que era, solo nos iba a dar tiempo hacer la vía ferrata de Benaojan.
Recuerdo a José mirar hacia arriba y tragar saliva intuyendo como demonios se subía esa pared. La via ferrata de Benaojan no es muy técnica y aunque aparenta facilidad, tiene varios pasos desplomados y un puente tibetano, que para uno que se inicia en esto como José Luis, se le ponen de corbata, aunque a medida que ascendía, pudimos comprobar que incrementaba su aplome, dejando atrás sus temerosos primeros pasos, para pasar al disfrute de la verticalidad de una pared.
VIDEO RESUMEN:
Y esto fue lo que dio el día, los tres echamos una jornada muy amena y completa y que en cierto modo y concretamente en mi caso, disfrute un monto, viendo como un nuevo José Luis, comprometido con este ya su Equipo, disfrutaba de la experiencia que nos aportan nuestras montañas.
Bueno y tras unanimidad del Equipo y tras numerosas pruebas de resistencia durante estos utimos años, por su entrega y valor, me es a bien concederle, el carnet de socio del EQUIPO A media horita. Enhorabuena Jose Luis !!!(ah!! te recuerdo que con esta tarjeta, tendrás un 0,0001% de rebaja en los sorteos de coches, en tus próximas incursiones)
Un saludo de vuestro amigo Sergio Eusebio y prepararse que las primeras nieves están a punto de caer, NOS VEMOS!!!
