Corría los años 90 y un grupo de
amigos se afanaban todos los fin de semanas, en como se decía en aquel entonces
“partir la pana” por la Costa del Sol. Aquel grupeto tenían los motes más
inverosímiles como; Cherokee, Shumaker, Legia, Miguelon, kike, Canio, el
Callaito, el Carpintero…todos ellos y muchos más, recorrían todos las
localidades y garitos donde garantizaran lo mínimo que se pedía por aquel
entonces, que era, que te elaborasen el chupito a base de ginebra-tequila-vodka
y que el sitio estuviese repleta de “zagalas”, cosa que en mi opinión me daba
igual, porque con dos chupitos de esos y dos Gin-lemon y aunque en aquel
entonces tenía pelo en la cabeza, no se te arrimaba ni la más fea del pueblo.
Coches como Cherokee 1 (Ford fiesta), Cherokee 2 (Seat Ibiza) y Cherokee 3 (Renault 9) y un Toledo tuneado, fueron testigos de nuestras correrías. Que buenos tiempos aquellos, en los que con mil pesetas tenías para echar el fin de semana.
Coches como Cherokee 1 (Ford fiesta), Cherokee 2 (Seat Ibiza) y Cherokee 3 (Renault 9) y un Toledo tuneado, fueron testigos de nuestras correrías. Que buenos tiempos aquellos, en los que con mil pesetas tenías para echar el fin de semana.
De aquellos personajes de mi
adolescencia, unos desaparecieron como mi gusto ahora por la ginebra, pero
otros en cambio, han quedado como buenos amigos y a pesar de que la lejanía y
los derroteros de la vida, cada uno ha tirado por un lado, seguimos teniendo
contacto. Uno de ellos es mi amigo Jesús, los que lo conocemos sabemos cómo es,
para los que no, un ejemplo; una vez reposto su moto y se marchó olivándose en
la gasolinera a la novia de turno. ¿Por qué os cuento esto?, más adelante lo
sabréis. A pesar de ese detallito de despistado o despreocupado mejor, Jesús es
un tío entrañable y amigo de sus amigos, De un tiempo acá, tenemos otra cosa
más en común. La montaña.
Hay una frase de mi amigo que la recordo siempre y es que
un día de esos chungos, que le toca de vez en cuando, me dice no saber, cómo hay
gente sana que no hace deporte.
Jesús. entrando en la meta de los 101km
Pese a sus altibajos y su
impedimento para realizar algunas actividades físicas, Jesús, en los últimos
años ha realizado el camino de Santiago y ha finalizado una de las pruebas más
míticas de la ultra distancia, los 101 Km de la Legión, en menos de 24 horas.
Después de este último logro, salió muy reforzado y se dio (y me di) cuenta que
el poder de la mente lo puede todo. Se puso en busca de un nuevo reto y tras
realizar la vera de la Estrella ya lo encontró. Delante suya se encontraba una
montaña, que por su cara norte parece inexpugnable, el nuevo reto era nada más
y nada menos que ascender el techo de la península ibérica .El Mulhacén le
esperaba.
En la parte central, Mulhacén
Es por ello, que sabiendo mi
experiencia en esta cumbre y en Sierra Nevada en general, me pide que si no me
importaría acompañarle a esta nuevo reto. Comentándole que será un placer y que
cuando el pudiese, me llamase.
Y llego ese día. La semana pasada
recibo una llamada de Jesús, comentándome que estaba libre y que si había
ocasión de subir, junto a otro amigo nuestro, Kike, amigo también de aquellos
tiempos y que siempre que le pides algún favor, ten por seguro que está ahí para
ayudarte. El día elegido para la ascensión seria el viernes 15, ya que
consultado la meteorología, era la que te aseguraba una ventana de buen tiempo.
Kike
En esta ocasión tuve la suerte de contar con
otros dos buenos amigos y compañeros de cordada del Equipo A media horita, que
eran Mario y Javi, por lo que la ascensión invernal al Mulhacén, estaba más que
asegurada con estas dos máquinas.
Javi
Mario
Tras recoger a Kike y a Jesús en Mijas, los cinco, pusimos rumbo
al pueblecito alpujarreño de Capileira. En pocas horas y tras “charletas” de
poca trascendencia para salvar el mundo, entre las cuales, Jesús comentaba las
ultimas rutas hechas con nuestro amigo GERARDO, al cual, le fuera gustado acompañarnos
en esta nueva ruta, llegamos al área recreativa del Portillo, a unos 2.150
metros de altitud. Eran las nueve de la mañana, una hora de retraso según lo
previsto.
Este sería el punto de partida,
ya que es la menos técnica al Mulhacén y
con menor desnivel acumulado.
La ruta no empezó nada bien para
mí. Como sabéis, soy el que siempre con cámara en mano, graba todas nuestras
aventuras, pero ese día, cuando eche a poner a rodar la cámara de video
inesperadamente había muerto. Son muchas batallas las que lleva encima y murió
donde más quería, en la montaña, no en un convite de boda. Por lo que tuve que tirar de cámara de fotos. Suerte en esta ocasión, también
teníamos otro técnico de cámara y montajes de video, Jesús estrenaría su cámara,
en alta montaña.
La ruta inicial no era nada
fácil, ya que para empezar y tras atravesar un pequeño bosque de pinos, salimos
a un empinado cortafuegos, el cual, nos hizo sudar de lo lindo, despojándonos
de la ropa de abrigo a pesar de estar a unos nueve grados.
Javi y el Cortafuegos
En aquella subida, miro para
atrás y veo a Kike muy abajo y a un ritmo muy lento y es cuando me doy cuenta
en ese mismo momento, que la primera baja del grupo estaba a punto de caer. No
estaba equivocado, no habíamos ascendido ni veinte minutos, cuando Kike me pide
las llaves del coche, que se vuelve, no quiere ser un impedimento para el resto
del grupo y más cuando era consciente, de la ilusión que tenía su otro amigo,
en subir aquella cumbre.
Yo le insto a que abandone esa
idea y que se diese la oportunidad de seguir acompañándonos, que al finalizar
el cortafuego, no habría más desnivel hasta el refugio del Poqueira, donde si
quería, podía esperarnos, a la espera de que el resto subiéramos al Mulhacén.
Que no pasaba nada. No todos los días te levantas y te encuentras en
condiciones de afrontar una cumbre de tres mil metros, en tan poco tiempo.
Efectivamente, tras dejar a atrás
el cortafuego, seguimos un sendero a través de un bosque de pinos, la cual,
estaba cubierta de nieve, con unas primeras vistas de los tres miles a nuestra
izquierda. Estas vistas y la facilidad del camino sin subidas, a Kike le anima
y se viene arriba.
Este no sé quien es
Jesús respirando libertad
Pero solo sería un espejismo.
Para no perder mucha cota, decidimos subir otro poco para coger altura y
enfilarnos para la loma del Mulhacén. Kike retoma el bajón ya que la subida
aparte de ser pronuncia, la nieve era traicionera y de vez en cuando, perdías
el equilibrio hundiéndote hasta la cintura.
Mario y Javi iban abriendo
huella, Jesús, un poco más retrasado, haciendo fotos y videos y yo, haciendo la
goma entre estos y Kike.
¿Quien dice que no paramos para comer...???
Eran las doce y media y a la altura del Alto del
Chorrillo, me detengo y miro hacia abajo y veo a Kike muy, muy atrás y sentado.
Sin pensármelo salgo a correr dirección hacia Mario y Javi, que estaban más
adelantados y les digo que se detengan. Les cometo que Kike no podía seguir
nuestro ritmo y que me quedaba con él, comentándole que si podían acompañar a Jesús en intentar
hacer cumbre. Comentándome de que sí,
que lo intentarían. Rápidamente le doy un curso acelerado de cómo utilizar el
piolet, ya que en caso de caída, lo único que le podía salvar de una fuerte
caída o algo peor, era esa herramienta.
Me despido de los tres y me voy
en busca de Kike. Ya junto a él nos desplazaríamos al refugio del Poqueira, 2.300
metros, donde Mario, me emplazo para vernos para almorzar.
Mario, Javi y Jesús alejandose en busca del Mulhacén
Suerte amigos!!!
Mario, Javi y Jesús alejandose en busca del Mulhacén
Kike y yo bajariamos al refugio, ¿Lo veis?
Tras llegar al refugio, Kike y yo
ya teníamos en los pies los zancos rosas y una Alhambra fresquita en la mano.
La chimenea estaba encendida y la estancia estaba impregnándose del olor de los
fogones de la cocina.
Refugio el Poqueira
Después de relajarnos, empecé a
controlar el tiempo y las horas iban trascurriendo muy deprisa y no teníamos
noticias de nuestros amigos. En verdad, cuando me despedí de ellos, pensaba que
tendrían que subir a buen ritmo para hacer cumbre y bajar cagando leches, si
queríamos estar a buena hora de regreso, sin que nos pillara la noche.
Cada vez que llegaban un grupo de
montañeros al refugio, les preguntaba en
qué estado se encontraba la nieve en la zona alta, pregunta un poco estúpida,
cuando hasta la misma entrada al edificio venían con los crampones puestos,
oyendo ese característico chichar de las cuchillas al pisar tierra firme. La
zona estaba helada. Cosa que me alarmo y me maldije más de una vez, cuando deje
a Mario y a Javi, la responsabilidad de subir a Jesús, responsabilidad la cual
pensaba, recaía en solo en mí.
Las personas ajenas a la alta montaña, quizás vea una pala de nieve una diversión, pero el que sabe lo guarda esa inocente blancura, cuando una pendiente de esa inofensiva nieve, se transforma en hielo, un resbalón te haría deslizarte a tal velocidad, que como no estés rápido en clavar el piolet, la caída es imposible frenarla, pudiendo golpearte con rocas que sobresalgan o despeñarte por un patio de cientos de metros.
Me cago mil y una vez!!!. A todo esto, Kike soporta el chaparrón de mi mal humor y mi preocupación. (Desde aquí te pido disculpas). Es por ello que quizás con buena intención o por no aguantar mi mal humor, intenta salir del refugio y encaminarse hacia el coche para ir ganando tiempo en la vuelta. Pero a mi es lo de menos me preocupaba, mi preocupación esta allá arriba, tras tres horas sin tener noticias de estos. Para colmo, las nubes que tenían previsto entrar por la tarde-noche, estaban empezando entrar por la zona del Veleta, lo que faltaba!!! A los últimos montañeros en llegar, les pregunto a qué hora hicieron cumbre, y les cometo si habían visto subir a alguien por la loma del Mulhacen, dándome una alegría, cuando uno de ellos, me contesta de que había visto un grupo de tres, acercándose a la cumbre desde esa dirección. Tenían que ser ellos, que alegría!!! Por lo menos harían cumbre.
Las personas ajenas a la alta montaña, quizás vea una pala de nieve una diversión, pero el que sabe lo guarda esa inocente blancura, cuando una pendiente de esa inofensiva nieve, se transforma en hielo, un resbalón te haría deslizarte a tal velocidad, que como no estés rápido en clavar el piolet, la caída es imposible frenarla, pudiendo golpearte con rocas que sobresalgan o despeñarte por un patio de cientos de metros.
Me cago mil y una vez!!!. A todo esto, Kike soporta el chaparrón de mi mal humor y mi preocupación. (Desde aquí te pido disculpas). Es por ello que quizás con buena intención o por no aguantar mi mal humor, intenta salir del refugio y encaminarse hacia el coche para ir ganando tiempo en la vuelta. Pero a mi es lo de menos me preocupaba, mi preocupación esta allá arriba, tras tres horas sin tener noticias de estos. Para colmo, las nubes que tenían previsto entrar por la tarde-noche, estaban empezando entrar por la zona del Veleta, lo que faltaba!!! A los últimos montañeros en llegar, les pregunto a qué hora hicieron cumbre, y les cometo si habían visto subir a alguien por la loma del Mulhacen, dándome una alegría, cuando uno de ellos, me contesta de que había visto un grupo de tres, acercándose a la cumbre desde esa dirección. Tenían que ser ellos, que alegría!!! Por lo menos harían cumbre.
Pero a pesar de esta noticia, no
dejo de preocuparme y las horas pasaban sin ver a estos acercarse al refugio.
Serian cerca de las cuatro de la
tarde, cunado por una pala de nieve por detrás del Poqueiara, veo bajar a Mario
a todo trapo, pero a los otros dos no. Qué coño habrá pasado!!!
Kike y yo soltamos los zancos
rosas y nos calzamos las botas y nos juntamos con Mario. Mi pregunta fue rápida
¿Habéis hecho cumbre? Mario me mira con esa cara muy característica en él, en
la cual no hace falta que te diga nada más. Medio sonriendo y apartándote la
mirada, eso solo significaba de que no, pero lo peor, es que intuía que algo
más había pasado. Efectivamente Mario nos cometa que no había hecho cumbre y
que Jesús lo habían perdido inexplicablemente por un tiempo de una hora.
Angustiándose estos y pensando que se había despeñado por una de las laderas de
la loma. Mario como siempre lo cuenta escuetamente y se lo toma como algo
anecdótico, una más de tantas y tantas de nuestras aventuras .Es por ello, que
le pido disculpas por enmarronarles en un tema en la que la seguridad de Kike y
Jesús me correspondía. Volviendo a sonreír este, comentando que le siguiéramos,
que Javi y Gerardo nos esperaban arriba, GERARDO….????
Pero es cuando me uno a Javi y
antes de pedirle disculpa por el marrón, Javi todavía con los nervios de punta
y con una cara de rebote, raro vérsela en él. Me conto con más detalle lo
ocurrido y que a continuación os relato:
Tras despedirnos, cuando Kike y
yo nos íbamos al Refugio, Mario siguió adelante abriendo huella, pero con buen
criterio y viendo que era totalmente inviable por el tiempo hacer cumbre, opto
por no castigar más a Jesús y no seguir cogiendo cota y opto por encaminarse
por el carril del Refugio de la Caldera y según como estuviese el paso de los
Franceses, llegar a este.
Pero cual fue la sorpresa, que
cuando decide parar un rato para agruparse con el resto, ve a Javi y le
pregunta por mi amigo, este le contesta de que viene detrás, pero al volver la
vista estos no lo ven, esperan unos
segundos, pero siguen sin verlo, rápidamente retroceden sus pasos pero nada,
Jesús se lo había tragado la tierra. Increíble!!! Decía Javi, pero si venía
detrás mía!!!.
Angustiados y pensando en lo peor, deciden
separase y buscarlo por separado, pero sin perderse de vista uno del otro, Javi
opto por la opción de coger cota y subir por la loma del Mulhacén, gritando
ambos su nombre sin resultado alguno.
Ya temían lo peor y el marrón era
bastante gordo, había trascurrido una hora desde la última vez que le vieron y
no había ni rastro de él. Son en estos momentos en que la boca se te seca,
empiezas a escuchar el corazón a todo meter y empiezas a imaginarte cosas
chungas y la adrenalina se te sube por las nubes. Tras esta angustiosa hora,
Javi ve en la base del Mulhacén II a Jesús y empieza a gritarle y hacerle
gestos, pero este no se movía, Javi acelera el paso, pero al acercarse
comprueba que era una roca. La angustia era total, pero es cuando Javi a esta
altura, mira hacia el sur, dirección Siete Lagunas y esta vez sin ningún tipo
de dudas ve a mi amigo. Javi sin ya apenas voz, empieza a gritar el nombre de
mi amigo y cuál es la sorpresa de Javi que tras conseguir detener la marcha de
mi colega, este hace caso omiso a este y emprende la marcha alejándose de Javi.
Javi no se lo podía creer, pero si no hay dudas de que es el, el amigo de
Sergio, ¿A dónde coño va?, joder!!! Javi sin dejar de perseguirle sigue
gritando su nombre, pero Jesús como si no fuera con él. Javi mientras me
contaba esto se volvía e encender como una bombilla (he de reconocer que lo
tendría que haberlo paso fatal, muy pocas veces lo he visto tan enfadado,
parecía que le iba a reventar los rizos) Tras recortarle distancia, se encara
con mi amigo y le pregunta que si está bien, que si le ocurre algo (pensaba este que se había
golpeado la cabeza y estaba desorientado) no era normal su actitud, Pero lo que
le remato y lo descoloco totalmente a Javi es cuando Jesús mira fijamente a
Javi y le contesta preguntándole que quien era. Javi no se lo podía creer!!!
Pues Javi joder!!! No me estabas escuchando gritar tu nombre!!!. Respuesta de
mi amigo a Javi: Es que yo no me llamo Gerardo…No me quiero ni imaginar la cara
que se le pondría a mi amigo y compañero Javi, tendría que ser un poema. Yo
creo que los ojos de Javi, no se les salieron
de su órbita, porque las lentes de sus gafas, se lo impidieron. Mario y Javi en
el trayecto de ida en el coche, Jesús había nombrado tanto a Gerardo que
pensaba que este se llamaba así.
Kike se recupero pronto y bajo a buen ritmo.
Yo ya respiraba tranquilo, al vernos todos juntos.
Una vez reunidos todos, ya solo quedaba descender hasta el aérea recreativa, donde tras coger el coche, sobre las seis de la tarde, nos dirigiríamos hacia el pueblecito de Orgiva, donde tras una cena contundente, nos despedimos de esta aventura, donde creo que a todos se nos quedó una sensación de insatisfacción. A mi particularmente, me fuera gustado subir con mis cuatro amigos a la cumbre del Mulhacén. Pero esta montaña, me volvió a demostrar que no hay que subestimarla y que para ascenderla y descenderla en un solo día, no solo basta con desearlo.
Llegando al area recreativa el Portillo
Hoy Jesús, con la familia, me ha visitado y me ha gustado escucharle dos cosas. Una es que no va a dejar de intentar terminar lo que ha empezado y esta con la vista puesta en ascender nuevamente el Mulhacén. Y la otra, que para mí es fundamental, es que el gusanillo de la montaña se le está introduciendo en la vena. En pocas semanas, se propone llevar a unos amigos a la vera de la Estrella y que se contagien como él, del poder de atracción que tiene la alta montaña y por qué no, preguntarse como él. ¿Que se tiene que ver desde allí arriba?, desde lo alto de lo que parece inexpugnable.
Suerte Jesús, estamos seguro de que lo lograrás!!