Para este mes de septiembre,
teníamos planeado hacer los barrancos del Poqueira y Trevélez. Pero en vista
que la peña no estaba muy por la labor, se decidió rescatar un plan B, que
resulto ser un plan de primer orden tal y como trascurrió la jornada montañera.
Ese plan no era otro,que subir a
la cima de la Concha, encalvada en la Sierra Blanca, que es la antesala a la
Sierra de las Nieves. Esta cima de la Concha, junto a sus otras vecinas cumbres
como; la Cruz del Juanar o Lastonar, no destaca por su altura, siendo la media
de 1.200 metros ,
pero que por su cercanía al mar y su forma agreste y de cresteo, no pasan desapercibidas
por nadie que trascurre con su coche por la autovía A 7.
Eran las ocho y media de la
mañana y tras tomar un café, Javi, Miguel Ángel, José Luis y yo, Sergio Eusebio, nos
dirigiríamos por la A7 sentido Marbella, saliéndonos de ella, para tomar
dirección Monda, donde se encuentra el Refugio el Juanar, punto de partida de
nuestro día en la montaña.
El plan no estaba muy definido
del todo, a los A Media Horita nos gusta improvisar sobre la marcha. Es por
ello, que tras dejar el coche un poco más adelante del refugio del Juanar,
empezaríamos atravesar ya a pie, un campo de olivos y a continuación un bosque
de pinos, donde tras abandonarlo, empezaríamos a coger cota. Y es al llegar al puerto de la Allanas, donde
empieza a tomar cuerpo lo que íbamos hacer.
Se opta por dejar a la vuelta la
Cruz de Juanar, que nos quedaba según estábamos a nuestra izquierda y seguir dirección
a la Concha.
Y así hicimos. Y que quiere que
os diga, cuando se conjugan el paisaje con la meteorología, lo que en un
principio parece una ruta bonita, se convierte en mágica. Caminar por esos cresteos
entre nubes, viendo esos contrastes de claros… era pues eso, mágico.
Tras pasar por debajo del Salto
del Lobo y el cresteo de Lastonar, llegamos a la cima de la Concha, donde
decidimos darnos un respiro y tomar algo reconstituyente. Disfrutando a la vez, de las magnificas vistas que entre
las nubes se podía ver.
Tras esta breve pausa, desandamos lo andado y al poco de descender, encontramos un sendero que se desvía a nuestra izquierda y que descaradamente desciende buscando el pueblo de Istán, o eso creíamos, por que el pueblo no lo veríamos hasta estar encima de él.
Fueron tres horas de descenso
hasta llegar a Istán. Pero el chirrear de rodillas en la bajada, lo compenso unas
pintas de cervezas congeladas y donde ya puestos, pararíamos para almorzar en
llamado restaurante, El Troyano, que esta ubicada en el misma plaza del pueblo.
Tras el almuerzo, emprendimos la
marcha para regresar a donde teníamos los coches. Para ello tomaríamos el
sendero que enlaza esta población, con el refugio del Juanar y que transcurre
por medio de un barranco seco, llamado rio Molino. Tras una par de horas
serpenteando el barranco, llegamos al puerto de la Viborilla. Desde lo alto del
puerto, tendríamos unas vistas impresionantes. Por un lado el barranco andado y
por el otro, la cima del Cruz del Juanar, que al final no se subió..
Tras bajar el serpenteante
sendero de la Viborilla, volvemos a pasar por el encantador bosque de pinos,
hasta llegar al punto de partida de esta mañana.
VIDEO RESUMEN DE LA RUTA:
ENLACE DE LA RUTA EN WIKILOC, POR CORTESIA DE JOSÉ LUIS:
Y esto fue todo. Ruta altamente
recomendable por sus paisajes, aunque tengo que reconocer, que gracias a la compañía,
donde no paramos de reírnos de nosotros mismos de forma saludable, se echo una
jornada montañera muy buena. Esperemos que se vuelva a repetir pronto y nos
acompañe todo aquel que quiera.
Una saludo. Sergio Eusebio.